Javier O. Ahumada
Nacido en la ciudad bonaerense de General Villegas Javier Oscar Ahumada tiene vocación de relojero desde que, muy pequeño, desarmó uno de los
despertadores de sus padres para averiguar de dónde provenía su incesante tic-tac. “Observé todos sus movimientos y lo desmonté” recuerda: “después, por supuesto, no pude armarlo… fue una materia pendiente durante muchos años”.
Sin embargo, llegó a La Plata para estudiar Geología, recién egresado de la escuela agraria “Nelly Brown de Emerson”. Un par de años después y algunos traspiés académicos mediante, la visita a un viejo artesano, ya retirado, marcó su destino.
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“Me enseñó todos los misterios de la relojería antigua: máquinas de péndulo, cucú, carillón; la verdad, en la facultad no me fue bien, pero me dediqué de lleno a esto con pasión y orgullo, somos muy pocos en la Argentina” relata Ahumada -casado, con una hija y radicado en el barrio de plaza Yrigoyen-, que por estos días cumple veinte años en el rubro.
En esas dos décadas sumó a su foja de servicios local la puesta en valor de mecanismos en el Palacio Municipal, la Universidad, la basílica del Sagrado Corazón y el Banco Nación; asistió a un curso de relojes monumentales en México, y se perfeccionó como tornero para poder fabricar engranajes a medida.
“La Plata tiene un patrimonio muy rico en antigüedad y variedad, que suma a la calidad de las piezas el valor agregado del contexto” destaca Ahumada: “los relojes están ubicados en edificios que tienen una gran jerarquía arquitectónica”.
Javier O. Ahumada en diálogo con “Historias de La Plata” por Radio Revolución 98.9 FM.
Primera parte.