Curiosidades del Teatro Argentino


La historia del teatro

El Club de Gimnasia y Esgrima La Plata
Velada especial a beneficio de la familias de los náufra
gos


El tenor español Antonio Aramburu

La Dolores

El “Santa Cecilia” en el Argentino
Almafuerte en el Teatro
La Congregación efectuó una velada
Velada en honor del Dr. Pedro Goenaga
“El milagroso hombre mágico”
Una noche muy fría
El Barón gitano
Asamblea Cívic
a
Teatro Coliseo Podestá

La historia del teatro

La historia de este teatro se remonta a fines del siglo XIX, cuando vecinos de la naciente ciudad de La Plata, concibieron la idea de dotar a ésta de un teatro de envergadura. Nació así, en 1885, la Sociedad Anónima Teatro Argentino que adquirió la manzana que ocupa el actual edificio.
El proyecto de construcción fue llevado adelante por Leopoldo Rocchi, arquitecto italiano, quien ideó una estructura según los modelos de su país, dotando a la construcción de un estilo renacentista. Las obras comenzaron en 1887, con un tiempo estimado de tres años.

Desaparecido Teatro Argentino


El teatro constaba de cinco niveles, con palcos y galerías, pudiendo albergar hasta 1.500 espectadores. Su construcción demandó cinco años de ardua tarea, pero esto no impidió estrenar su primera obra el día del octavo aniversario de la joven ciudad de La Plata, el 19 de noviembre de 1890.

La ópera fue Otello, de Giuseppe Verdi, cantada por la soprano Elvira Colonnese y el tenor uruguayo José Oxilia. El mismo trabajo fue interpretado en la celebración del centenario del teatro.

La temporada inaugural fue breve. Sólo se ofrecieron dos óperas en cuatro funciones que se detallan a continuación:

                                                            Empresa Cesare Ciacchi

17-11-1890

Otello (Ensayo general con invitados)


19-11-1890 y 22-11-1890 


Otello (Estreno en La Plata)

José Oxilia (Otello), Elvira Colonnese (Desdemona), Emilio Barbieri (Jago), Margherita Manfredi (Emilia), Romeo Sartori (Cassio), Gabrielle Sabbatini, Antonio Appiani, Roberto Mancini. Riccardo Furlotti, director de orquesta 

20-11-1890 y 23-11-1890 

Carmen 

Margherita Preziosi (Carmen), José Oxilia (Don José), Mary Melsa (Micaela), Pietro Cesari (Escamillo), Margherita Manfredi (Mercedes), Romeo Sartori. Srta. Radaelli, bailarina. Riccardo Furlotti, director de orquesta 

Seguidamente, presentamos la información que el periódico La Capital, de La Plata, daba a conocer sobre este acontecimiento cultural, ente el 17 y el 24 de noviembre de 1890, en sus páginas:

LLegada de la compañia que inaugurará el Teatro Argentino De La Plata.
Inauguraciòn del Teatro Argentino en el 8ª aniverasrio de La Plata.

Recuerdos del Teatro Argentino

Club de Gimnasia y Esgrima

El 25-05-1891, el Club de Gimnasia y Esgrima efectuó su primera presentación sobre el escenario del recientemente inaugurado Teatro Argentino con una velada a favor de la Sociedad de Beneficencia.
Esta inolvidable fiesta de armas y concierto contó con la desinteresada colaboración de los profesores Basset, Faccioli, Marinis, Merlin, Scarini, y Weyerman, y de avanzados alumnos de diferentes edades y disciplinas. Docentes y educandos, en consecuencia, ofrecieron los esperados asaltos de armas y de floretes italiano y francés, ejercicios gimnásticos, etc., estando la parte musical del programa animada por los señores Palazuelos, violín, y Lanzini, piano, también ligados a la Institución.
Es interesante resaltar que éste fue el comienzo de una larga lista de exhibiciones –aguardadas vivamente por el selecto público de entonces- del tradicional establecimiento platense en esta sala, en particular en los primeros veinticinco años de la existencia de la misma.

Velada especial a beneficio de la familia de los náufragos


El 24 de agosto de 1892, se efectuó una velada especial a beneficio de las familias de los náufragos de la torpedera de mar “Rosales”, cuyo hundimiento había acaecido en julio de 1892 en las costas del Uruguay.

La torpedera de mar “Rosales”
La torpedera de mar “Rosales”


La organización musical de este evento solidario se confió al maestro Riccardo Cendalli, de conocida actuación en la ciudad de La Plata, y el extenso programa (dividido en tres partes y ejecutado por artistas, profesores y un selecto grupo de aficionados) estuvo compuesto de los siguientes números:

Primera parte:
1) Gomes: II Guarany: Obertura
Orquesta dirigida por el Mtro. Riccardo Cendalli

Orquesta dirigida por el Mtro. Riccardo Cendalli

2) Himno Nacional Argentino
Coro femenino y orquesta dirigidos por el Prof. Juan Serpentini

3) Bériot: Concierto Nº 9 para violín, Op. 104
Edgardo Marín, violín, y Alejandro Chapeaurouge, piano

4) Verdi: Un Ballo in Maschera: Eritu
Carlos Durañona, barítono, y orquesta dirigida por el Prof. Cordiglia Lavalle

5) Gran fantasía para dos pianos
Srtas. de Villanueva

6) Gounod: Mireille: Grand duo
Elena Goya, soprano, Carlos Castro, barítono, y orquesta dirigida por el Prof. Cordiglia Lavalle

7) Liszt: Marcha Rákóczy
Teresa Calandrelli, piano, y Prof. Eugenio Guiard-Grenier, piano

8) Romanza
Carlos Castro, barítono, y orquesta dirigida por el Prof. Cordiglia Lavalle

9) Serpentini: Patria, canto e cuore
Coro femenino y orquesta dirigidos por el Prof. Juan Serpentini

Segunda parte:

10) Bizet: Carmen: Fantasía orquestal
Orquesta dirigida por el Mtro. Riccardo Cendalli

11) Cavestany: La noche antes (Monólogo-pesadilla)
Faustino Trougé, recitante

Tercera parte:

12) Birman: Le vals du parisien
Orquesta dirigida por el Mtro. Riccardo Cendalli

13) Rossini: La speme
Coro femenino y orquesta dirigidos por el Prof. Juan Serpentini

14) Reichert: Fantasía melancólica, Op. 1
Eduardo Huergo, flauta, y Alejandro Chapeaurouge, piano

15) Pinsuti: II libro santo
Elena Goya, soprano, y orquesta dirigida por el Prof. Cordiglia Lavalle

16) Chopin: Scherzo
Alejandro Chapeaurouge, piano

17) In morte o Una santa creatura
Carlos Durañona, barítono, y orquesta dirigida por el Prof. Cordiglia Lavalle

18) Kraft: Aires húngaros / Kraft: Capricho de concierto
Prof. Eugenio Guiard-Grenier, piano

19) Rossini: Otello: Fantasía
Ada Calandrelli, mandolina, y Teresa Calandrelli, piano

20) Godefroid: Serenata aragonesa / Char: Le papillon
Mtro. Félix Lébano, arpa, y Justina del Carril, piano

Félix Lébano Arpa

11) Marcha final
Orquesta dirigida por el Mtro. Riccardo Cendalli

El tenor español Antonio Aramburu

El 19 de diciembre de 1894, el célebre tenor español Antonio Aramburu (1840-1912) efectuó su segunda y última presentación en el Argentino y nuevamente el recinto se vio colmado por compatriotas del artista, residentes en La Plata, y por un numeroso grupo de admiradores de otrora.


Este cantante, que había triunfado en las principales salas líricas de Europa y de América, ya no era, por lógica, “la voz más perfecta de su tiempo”. Pero, a pesar de ello y de haber perdido también parte de su increíble extensión, mantenía intactas su potencia y la posibilidad de ejecutar algunas de sus delicadas filigranas. Además, su intenso color varonil, ahora, en el declive, era manejado con notable sentimiento.


En el concierto, que fue (al igual que el primero) un calco de los dados en el Teatro El Nacional de la Capital Federal, sólo cantó tres números, con piano y sabiamente elegidos, y concedió dos bises, los cuales fueron, como se esperaba, muy festejados por los asistentes.

Programa completo del llamado “Concierto Aramburu II”


Primera parte: 1) Ponchielli: La Gioconda: Aria di Alvise; 2) Denza: Torna; 3) Faure: Les rameaux; 4) Donizetti: II Duca d’Alba: Angelo casto e bel; 5) Verdi: Aida: Ritorna vincitor; 6) Verdi: La Traviata: Ah, fors’è lui… Follie, follie… Sempre libera.


Segunda parte: 7) Stelle d’oro; 8) Massenet: II Re di Lahore: O casto fior; 9) Rotoli: La mia bandiera; 10) Verdi: La Forza del Destino: Pace, pace, mio Dio; 11) David: La Perla del Brasile: Gentil augel; 12) Petrella: Jone: Un istante vi chieggo… O Jone, di quest’anima. Fuera de programa: 13) Canción tradicional malagueña; 14) Verdi: Rigoletto: La donna è mobile.
Intérpretes: 1)7) Achille Zaccaria, bajo; 2)5)10) Lina De Benedetto, soprano; 3)8) Vittorio Bellatti, barítono; 4)9)12-14) Antonio Aramburu, tenor; 6)11) Luisa Fons de Calverá, soprano; 11) Prof. Calverá, flauta; 1-14) Carlo Previtali, piano.

“La sala de nuestro espléndido coliseo, el Argentino, presentaba anoche un hermoso golpe de vista, lleno de luz y lleno de concurrencia”.
“Diose principio al concierto con un aria de “Gioconda” cantada muy discretamente por el bajo Zaccaria, continuándose con los demás números del programa, sobresaliendo entre ellos, como era de esperarse, la romanza de “II Duca d’Alba” cantada magistralmente por el tenor Aramburu que fue calurosamente aplaudido. Las señoras de Benedetto y Fons y el barítono Bellati desempeñáronse correctamente. En la segunda parte del programa, la señora de Benedetto interpretó satisfactoriamente la romanza ¡Pace mio Dio!, siendo muy aplaudida lo mismo que el bajo Zaccaria en “Stelle d’oro”. Terminó este espléndido concierto con la romanza de la “Jone” cantada por Aramburu, quien a pedido del público cantó con toda sal una malagueña y La donna è mobile, siendo acogidas con estruendosos aplausos”. (El Día, La Plata, jueves 20 de diciembre de 1894, Pág. 2).

La Dolores

El 24 de febrero de 1896, se efectuó la première platense del drama lírico “La
Dolores”, del compositor salmantino Tomás Bretón (1850-1923), por la compañía del empresario Juan Orejón.
El estreno, considerado como un acontecimiento artístico y social de primer orden, reunió un selecto y numeroso público que recibió la obra con notable entusiasmo, en parte por la labor y el esfuerzo de sus intérpretes.
En este punto, es interesante destacar que en el elenco figuraba un joven e ignoto barítono catalán que, desde su aparición en escena, se granjeó el favor del auditorio. Su nombre era Emilio Sagi Barba (1876-1949) quien, con posterioridad, retornaría a esta sala con su propia compañía y descollaría principalmente en el terreno de la zarzuela, pero también cosecharía rotundos aplausos en la ópera y la opereta, obteniendo siempre una amplia repercusión, además, en las distintas publicaciones de la época.
En este rincón de los Recuerdos del Teatro Argentino, suministramos toda la
información posible del estreno de esta producción e incluimos una crítica:

1896
Empresa Juan Orejón

Compañía Española de Ópera y Zarzuela del

Teatro Victoria de Buenos Aires

Elenco femenino: Caprara (bailarina), Petra Mora (soprano), Gabriela Roca (Tiple)
Elenco masculino: Jaime Florit (barítono), Cristóbal Galván (tenor), Teodoro
Ristorini (tenor), Emilio Sagi Barba (barítono), José Subirá (bajo)
Director del coro: Juan Orejón
Director de orquesta: Mtro. José Puig
Feb 24, 25, 26
La Dolores
Roca (La Dolores), Ristorini (Lázaro), Florit (Melchor), Galván (Celemín), Sagi
Barba (Sgto. Rojas), Subirá (Patricio), Mora (Gaspara)



“Ante todo, y cumpliendo un acto de estricta justicia, consignamos que la empresa Orejón ha cumplido perfectamente con las promesas formuladas en sus programas, rompiendo así la vieja y poco honrada tradición de una buena parte de las compañías teatrales, que en la práctica se quedan siempre muy por
abajo de los anuncios de los carteles. Dolores ha sido presentada anoche en el teatro Argentino en las mejores condiciones posibles: los cuarenta profesores de la orquesta, resultaron, en realidad, cuarenta, y lo que es aun mas estimable, eran profesores de verdad, y no los humildes cuanto crueles murguistas que por
regla general hacen verdaderas ejecuciones, en el mas siniestro sentido de la palabra, en los teatros de ésta. La mise-en-scène, nada ha dejado que desear: decoraciones, trajes y coros, muy buenos. Respecto à los primeros roles han sido discretamente desempeñados, mereciendo en buena ley los aplausos
que el público les tributara: la señora Roca (Dolores), el señor Ristorini (Lázaro) y Galvan (Celemin), cantando el último con todo el sabor de la tierra las coplas de la jota del primer acto. Aunque en mas modesto rango, pero bien en él, y sin desarmonizar el conjunto de las demás artistas, la señora Mora y los señores Subirá, Sagi-Barba y Florit.

Una ligera reseña de la obra musical del maestro Tomás Breton, demasiado conocida y sobrado juzgada ya para que sea del caso entrar en detalles y juicio crítico. Comienza la obra con un preludio delicioso en el que Breton ha hecho verdadero derroche de su talento de instrumentista. La orquesta –bajo la dirección del maestro Puig- ejecuta este trozo con verdadero amore. El coro de introducción es tan original como inspirado, y los coros para interpretar página tan difícil tienen, indudablemente, necesidad de mucho ensayo y de una dirección muy severa, que en el Argentino es desempeñada por el mismo señor Orejon.


La salida del sargento Rojas, que sigue á la introducción, es bien característica, y el barítono Sagi-Barba ha ganado bien los aplausos que se le tributaron. Viene luego un terceto, entre la Roca, Subirá y Sagi-Barba, que fué, también, muy aplaudido. Después de un hermoso dúo entre la Dolores y Melchor, desempeñado el último papel por nuestro antiguo conocido Florit, que ha progresado bastante –principia el gran final del acto con un pasacalle de primer orden, ejecutado por las bandurrias y guitarras de una manera magistral: el coro las acompaña en sus evoluciones musicales, alternando el canto con los instrumentos, para producir un efecto agradabilísimo. Apenas terminado ese número, surge triunfal, rico en armonía, con todo el vigor de una inspiración fresca y robusta, la jota, ya célebre, que entusiasma al público, habiendo sido repetida ante el pedido reiterado de aquel.

Aquí Gaban canta las coplas con toda la tournure de un baturro de alma y
crianza, tal como debe haberlo concebido el maestro Breton. Siguese la excena del desafío entre la Dolores y Melchor, que canta la copla popular, matriz de esta hermosa creación musical: “Si vas á Calatayud….” El segundo acto es de menos efecto excénico que el primero y en él solo se señalan y descuella el precioso madrigal, cantado por el tenor: “Qué hacer, señor, en situación tan ruda…” y un terceto semicomico bastante característico.
La letanía con que comienza el tercer acto es una verdadera joya musical, y fuera de toda duda una de las páginas mas notables de esta obra está constituida por el dúo de la Dolores y Lázaro que comienza: Di que es verdad….”, dúo en que Ristorini y la Roca cosechan nutridos y merecidísimos aplausos. (El Día, La Plata, 25-02-1896).

El “Santa Cecilia” en el Argentino

El 31 de julio de 1897, el Conservatorio Provincial de Música, fundado ese mismo año en los altos del Teatro Argentino por el profesor H. A. Bosshardt, compositor y docente suizo de gran prestigio, se dio a conocer al público a través de un notable concierto inaugural, efectuado en la sala del mencionado teatro. Tres días más tarde (3 de agosto) comenzaron las clases y también se inició una elegante y culta competencia, por momentos encarnizada, con el flamante Conservatorio de Música de la Provincia de Buenos Aires, del profesor Eugenio Guiard-Grenier.

En noviembre de 1899, el profesor Bosshardt se marchó de nuestro país para radicarse en los Estados Unidos. Antes de la partida, transfirió su establecimiento a los maestros Achille Zaccaria y José V. Caselli, directores del Liceo Musical “Santa Cecilia”, quienes lo trasladaron entonces de las calles 51 y 4 a los altos del Teatro Argentino quedando, de esa manera, fusionadas las dos instituciones. Así surgió el 1º de enero de 1900 el Conservatorio Provincial de Música y Declamación “Santa Cecilia” (éste era el nombre oficial, a pesar de que siempre se lo conoció como el Conservatorio Provincial de Música “Santa Cecilia” o directamente el “Santa Cecilia”). Aparentemente, los cursos comenzaron en el mes de marzo. Pero, es probable que, durante los meses de marzo o de abril, se haya ofrecido un concierto con los alumnos más distinguidos. Posiblemente por problemas de organización, no se dio a publicidad.

En los albores del siglo XX, los conservatorios estaban muy ligados a la vida de los platenses y, en consecuencia, aparte de organizar funciones en sus propios locales con el fin de que se conociera a los docentes y al alumnado superior, participaban, con asiduidad y de diferente manera, en las diversas actividades de la ciudad. En sus espectáculos, ofrecían un repertorio de alta calidad, dentro del cual, a obras ya conocidas, se agregaban otras que aportaban la cuota de novedad. En esas audiciones, se daba generalmente mayor preponderancia a la música sinfónica que a la vocal. De ese modo, se lograba que las manifestaciones relevantes del arte instrumental se fueran arraigando en esos oyentes tan numerosos como consecuentes. Para llevar a cabo esta empresa (iniciada organizadamente en la última década del siglo XIX, poco antes de la fundación del Conservatorio de Música de la Provincia de Buenos Aires), los establecimientos poseían un plantel de profesores idóneos que era su carta de presentación ante el auditorio (y la sociedad). En 1904, el Conservatorio Provincial de Música y Declamación “Santa Cecilia” ocupaba un lugar de privilegio por su seriedad y por sus docentes, incluso más allá de La Plata. Los profesores, rigurosamente seleccionados por los maestros Caselli y Zaccaria, aseguraron el prestigio de la institución que a la postre terminó por cubrir el primer puesto. Por eso, “durante muchos años, la actividad musical de la ciudad estuvo concentrada en sus actos y no hubo fecha patriótica, función benéfica o cultural que no requiriera su concurso”. (Diccionario Temático de las Artes en La Plata, 1882-1982/UNLP, 1982).

En cierta oportunidad, para recaudar fondos, la Sociedad de Damas de Beneficencia de Florencio Varela decidió organizar un festival literario-musical de características similares a los que se realizaban en la ciudad de las diagonales. Para lograr sus fines, la Sociedad solicitó la colaboración de los profesores José V. Caselli y Achille Zaccaria, quienes la brindaron gustosos. En febrero de 1908, se efectuó el Concierto con la desinteresada participación de los mejores elementos, entre docentes y alumnos, del “Santa Cecilia”. Ante el éxito obtenido y las reiteradas peticiones del público presente, los directores del Establecimiento resolvieron abrir una sucursal conducida por Ferruccio Calusio, el alumno más promisorio de la Institución. En forma provisoria, se la instaló en el salón principal de la Sociedad Italiana “La Patriótica” y las clases se iniciaron en los primeros días del mes de abril de ese año.

En los primeros días del mes de diciembre de 1912, el Conservatorio Provincial de Música “Santa Cecilia” le informó al público que a la brevedad se iba a trasladar de los altos del Teatro Argentino a su propio local. Los directores del establecimiento, desde ya, no tomaron una decisión de ese calibre en forma apresurada o sin haberla meditado. Además, conviene aclarar que no hubo un problema político o desavenencias con la empresa. Sólo fue una cuestión de espacio físico y de crecimiento. Esta mudanza aumentó el valor de las acciones del “Santa Cecilia” y lo afianzó aún más entre las clases alta y media de La Plata. Asimismo, siguió conservando el privilegio de participar en los festejos de los grandes eventos (patrios en primer lugar), incluso en el Teatro Argentino. Pero, a pesar de que la colaboración entre las dos Instituciones fue estrecha y por momentos intensa, era innegable que sus caminos se habían separado definitivamente y que, con ello, una época había llegado a su fin.

El martes 10 de diciembre de 1912 apareció en varios periódicos platenses un aviso del Conservatorio con su nueva dirección: Av. 7 (Independencia) Nº 1268, c/ 58 y 59.

Almafuerte en el teatro

El 19 de junio de 1901, Pedro Bonifacio Palacios, conocido popularmente con el seudónimo de Almafuerte, organizó una inolvidable velada en el Teatro Argentino a beneficio de los presos de la cárcel de La Plata, ciudad en la cual residía. Esta reunión, que contó con el apoyo de la mayoría de los platenses, en especial de la prensa, se inició con el Himno Nacional por la Banda de Bomberos. Luego, tras unas palabras alusivas al acto, el Dr. Joaquín Castellanos presentó a Almafuerte, quien dio lectura a su trabajo “La Inmortal”. A continuación, la Banda de Policía, dirigida por el Mtro. Pedro Ruta, brindó un acertado momento musical y, finalmente, el poeta cerró la noche con el recitado de sus obras “Plebeyas”, “La sombra de la Patria” y “Jesús”.

Pedro B. Palacios “Almafuerte”

“La gran fiesta del pensamiento y del arte en una de sus mejores manifestaciones, que anoche tuvo lugar en el Argentino, ha revestido las proporciones que le asignaron las calurosas explosiones de simpatía de que ha sido objeto el poeta platense en estos días, por parte de sus numerosos admiradores.
Ante selecta y no escasa concurrencia, Almafuerte, de viva voz y con asento inspirado ha expuesto la grandiosidad un tanto vaga y confusa de su pensamiento, ligado en estrofas vigorosas que a la sobriedad clásica del fondo imitan la rítmica galanura de forma exclusiva que posee el cantar de las demonturas de las últimas capas sociales, de esa carne de cañón de todos los tiempos y de todos los pueblos.
Inútil es agregar que Almafuerte conquistó anoche en el Argentino uno de sus triunfos más ruidosos hasta ser aclamado con delirio por toda la concurrencia”. (La Provincia, La Plata, jueves 20 de junio de 1901, Pág. 1).

La Congregación efectuó una velada

El 28 de diciembre de 1904, la Congregación Hijas de María, de San Ponciano, efectuó una velada literario-musical a beneficio de su colegio y para entregar los premios adjudicados en el “Concurso Mariano”, organizado en honor de la Inmaculada.  

La Congregación se encargó del reparto de las localidades y aparentemente no invitó a la prensa (en parte, para evitar que, con la publicidad, el acto se pudiera confundir con una frívola reunión social). Por ello, no hubo comentarios sobre el mismo (por lo menos, en los periódicos consultados), salvo un breve párrafo en el diario El Día.

Dr. Juan Nepomuceno Terrero (Obispo Diocesano de La Plata)

Con excepción del Himno Nacional Argentino, de la Obertura de la ópera Tannhäuser, de Wagner, y del estreno público platense de la Cantata a Pío X, de Agresti, para barítono, coro y orquesta, se ignora el resto de las obras musicales interpretadas, como también el número de discursos y sus contenidos.

En lo que atañe a los participantes, sabemos que algunos de los oradores fueron el Dr. Enrique B. Prack, el Dr. Juan Nepomuceno Terrero (Obispo Diocesano de La Plata), el Dr. Pablo Padilla y Bárcena (Obispo de Tucumán), y el Dr. Rosendo de la Lastra y Gordillo (Obispo de Paraná). Por lo que toca a la parte musical, su organización le fue encomendada  al Mtro. Ferruccio Cattelani, quien rápidamente se aseguró el concurso del Prof. Vicente Caselli (piano), la soprano E. Darti, la mezzosoprano Corinna Cescati, el tenor aficionado Sr. Vigebano, el barítono Tito Poggi y la orquesta del Teatro Politeama, de Buenos Aires.  

El barítono Tito Poggi

Velada en honor del Dr. Pedro Goenaga


El 16 de diciembre de 1906, tuvo lugar la velada en honor al Dr. Pedro Goenaga organizada por la Asociación de Maestros de la Provincia, institución de docentes creada a fines de 1900 y la más antigua de las existentes en nuestro país.


Este acto, en realidad, fue una unánime demostración de gratitud de todos los maestros de las escuelas hacia el Senador Provincial Goenaga, su benefactor, quien gestionó con éxito el aumento de sus magros sueldos.
La organización estuvo a cargo del Mtro. Juan Serpentini, el cual distribuyó con su pericia habitual los discursos y los momentos musicales en las dos partes del programa. En este punto, conviene señalar que, para los números de música, Serpentini contó con el violinista Ferruccio Cattelani, el pianista Ferruccio Calusio y la soprano Rosa Amelia Lobato, tres figuras muy estimadas por el público platense, y con los mejores elementos de su prestigioso Instituto.

Lo que dijo la prensa (La Provincia, La Plata, lunes 17 de diciembre de 1906)

“El milagroso hombre mágico”

El 14 de abril de 1909, el inteligente y enérgico empresario Carlos Vasini presentaba en el primer coliseo platense al ilusionista norteamericano Maurice Raymond (1877-1948).

El gran Mago Raymond


Conocido a nivel mundial como “The Great Raymond”, este mago había comenzado a temprana edad con sus actuaciones en diferentes ámbitos, pero su carrera cobró verdadero impulso y se afirmó de manera concluyente hacia el segundo lustro de la última década del siglo XIX, la cual fue muy fecunda para el progreso y difusión del ilusionismo, principalmente en Europa y en el Nuevo Mundo.


En el Teatro Argentino, Raymond trabajó con Luella Cross, su primera esposa, y con una completa y brillante compañía, cuyos idóneos componentes sabían por sí mismos provocar y mantener el interés de los concurrentes a lo largo del dilatado espectáculo.
El debut fue un rotundo éxito que se vio reflejado en la boletería. La abultada recaudación determinó que la empresa le propusiera adicionar otras funciones, ofreciendo un total de diez entre el 14 y el 27 de abril.

Raymond el rey de los magos.


Es innegable que la Temporada Raymond habría dejado un recuerdo imborrable en La Plata, si en la despedida no se hubiesen suscitado sucesos tan lamentables, que sólo consiguieron en conclusión que este artista se marchara con una impresión negativa de la ciudad y de sus habitantes.
Seguidamente, se publica el programa integral de la noche de apertura y la nota completa del Diario El Día, de La Plata, del 28 de abril de 1909 acerca de los desafortunados acontecimientos de la última.

14-04-1909
Primera parte: Marcha por la orquesta; Obertura Raymond por la orquesta; Maurice Raymond: Mago, humorista y fantástico (El hombre que hace reír a todo el mundo); Magia japonesa: Las macetas misteriosas, Café nigromántico, Los pañuelos encantados, El jarro espiritista, Las aguas místicas de la India, El saludo de las naciones, El sueño del cocinero, El huevo misterioso, Aquí… allá… desaparecido; The witches, Cabinet, The girl, From nowhere

Segunda parte: Obertura por la orquesta; Luella Cross, Miss Irlanda, canta canciones irlandesas, inglesas y americanas asistida por el pequeño Wilbur; Ulises Brown, bailarín excéntrico mejicano; Las trianeras, bailarinas españolas

Tercera parte: Obertura por la orquesta; Algunas palabras de explicación; El maestro de las maravillas: Maurice Raymond (El arte de la escapatoria)

Cuarta parte: Obertura por la orquesta; Metempsicosis o El baúl misterioso por el matrimonio Raymond.

Una noche muy fría

El 9 de junio de 1910, fue, de acuerdo con ciertos comentarios de la época, un día muy frío en la Capital de la provincia de Buenos Aires. Esa noche, la Compañía Dramática Española Guerrero-Díaz de Mendoza retornaba a La Plata y se presentaba en el Argentino con el estreno local de la obra  “Doña María la Brava”, de Eduardo Marquina. La actuación de estos dos artistas ibéricos siempre era un acontecimiento social y aseguraba, en consecuencia, una gran afluencia de público.

Por eso, para el bienestar de los asistentes, la empresa decidió calentar la sala con braceros encendidos, lo cual fue unánimemente desaprobado por los concurrentes y el periodismo. (A continuación, se puede leer un breve artículo sobre este pintoresco asunto publicado por el diario El Argentino, el sábado 11 de junio de 1910).

Caloriferos en el Teatro Argentino de La Plata Argentina.

Diario El Argentino, el sábado 11 de junio de 1910.

El Barón gitano


El 27 de julio de 1913, la Compañía de Operetas Scognamiglio-Caramba, de Giulio Marchetti y Luigi Sapelli (Caramba), efectuó su debut en el Teatro Argentino con la “première” platense de “El barón gitano”, de Johann Strauss.

Antonio Rovescalli y Luigi-Sapelli (Caramba)

Aguardada con gran interés por su reputación y por la labor desarrollada el año anterior en Buenos Aires, la empresa no sólo se distinguía por sus escenografías y un lujoso vestuario, sino también por sus masas corales y la orquesta que secundaban de manera brillante a los protagonistas, de considerable nivel.

La sociedad ocupó el escenario con una breve temporada de seis títulos (todos en lengua italiana), de los cuales tres fueron novedades, siendo el 3 de agosto la función de clausura con “Eva”, de Franz Lehar.

De los estrenos (“El barón gitano”, “La bella Risetta”, de Leo Fall, y “Capriccio antico”, de Ion De Hartulary-Darclée), fue la última obra, de modo incuestionable, la que conquistó el favor absoluto de la concurrencia.

Con libreto de Carlo Zangarini, basado en un cuento de Matteo Bandello, esta comedia musical, así llamada por el compositor, reunía cumplidamente todos los recursos para convertirse en un éxito. Por otra parte, los papeles centrales fueron cubiertos por los mejores elementos de la “troupe” y la dirección orquestal se encontraba en las manos del maestro Vincenzo Bellezza, quien tendría, en unos años, un lugar relevante entre los directores de ópera y de concierto.

A continuación, damos el elenco completo de “Capriccio antico” y reproducimos en su totalidad la crítica del diario El Argentino, ya que, limitados por el espacio y por el espíritu de estos “recuerdos”, se iría de nuestras posibilidades brindar una información mayor acerca de este trabajo y de los demás, al igual que de esta inolvidable temporada de opereta de apenas ocho funciones. En realidad, ocho grandes triunfos artísticos y sociales.

Capricgio Antiguo

01-08-1913 Capriccio antico (Estreno en La Plata)
Maria Ivanisi (Mona Zilia Duca), Carlotta Cenami (Barbara), Giuseppe Pasquini (Messer Filiberto Da Virle), Ubaldo Orlandi (Giovanni Da Spoletta), Ernesto Treves (Carlo VII Re di Francia), Margherita Ciprandi (Agnese Sorel), Margherita Ciprandi (L’ostessa), Luigi Consalvo (Jacques Coeur), Jeanne Morini (Isabella), Umberto Lupoli (Il Grande Connestabile), Luigia Castelli (Il maestro di palazzo), A. Caus (Montijoie), Giovanni Podersai (Mane), Guido Mussi (Phares), Guido Mussi (Un venditore girovago), Gaetano Tozzi (Tekel). Antonio Rovescalli, escenografía. Vincenzo Bellezza, director de orquesta.

La comedia musical que tuvimos ocasión de conocer anoche en el Argentino, soberbiamente presentada y atinadamente representada por la compañía Scognamiglio Caramba, nos aparta un mundo de las operetas vienesas. Dejamos de llenarnos los oídos con un vals que acaba por obsesionarnos y refrescarnos el espíritu saturado de “tante cose” á veces casi lujuriosas y á veces sicalípticas.


Hartulary Darclée, hijo de la renombrada soprano de este apellido parecería heredar el instinto musical. Su “Capriccio antico” lo demuestra evidentemente, siendo como es la primera de sus obras entregada al teatro.
Elegante siempre, ora ligera, ora apasionada, pintoresca por momentos y por momentos trabajada en las voces y en la orquesta como si se tratase de hacer una obra de mas aliento que una simple opereta, la música de Hartulary Darclée, aun sin revestir vulgares caracteres de facilidad populachera es de facil y agradable comprensión.

Ion De Hartulary Darclée
Ion De Hartulary Darclée


No incurriremos en la pequeña pedantería de intentar un análisis de la comedia musical que oímos por primera vez anoche, porque además de ser pequeña no encuadra en nuestros hábitos.
Para los fines de una breve crónica, tal como la reclaman las necesidades de la información y la impone la hora en que escribimos, basta dejar constancia de las impresiones que nos produjo, rápidamente, lo mismo que la oímos y la saboreamos.


Ya en el primer acto el dúo que cantaron la Ivanisi y la Cenami y el que cantaron casi á continuación la Ivanisi y Pasquini, breve y de agradable ritmo el primero, especialmente cuando se funden las dos voces, y apasionado en el tenor y frívolo en la soprano-casi pintura de caracteres- con un sentido comentario en las cuerdas- ya en el primer acto, decíamos, ambos dúos resultan gratísimos. La frase que cantan á dúo el tenor y la soprano es de un corte tan gentil como elocuente. El tiempo de valser, cantado y movido, con que termina el primer acto es de un efecto extraño y placentero.


El preludio del segundo acto es muy lindo, lo mismo que el duo para dos sopranos coreado por las voces femeninas y que filó con exquisito buen gusto la Morini. El cuarteto para dos voces femeninas y dos masculinas con que casi finaliza este acto, bordado sobre un extraño movimiento de frases casi antitéticas, es uno de los mas bellos trozos de la obra.

Jeanne Morini


El preludio del tercer acto bordado sobre motivos de valses de extraños giros que inician vigorosamente los instrumentos de la batería para ser comentados y amplificados por las cuerdas, agradó sobremanera y debió ser bisado para dar gusto á la sala que lo aplaudió entusiastamente. Bellezza repitió su bello gesto que tantas simpatías le captó cuando hizo repetir el preludio del tercer acto de “Eva”, sin dirigir á la orquesta.


El solo de tenor, que es una agradable serenata, el duo de carácter cómico que le sucede, el duo de soprano y tenor y el racconto que este canta, son números muy bien tratados y que fueron hechos valer debidamente por Pasquini y la Cenami. (Si Orlandi pudiese, qué no puede, el duo de carácter cómico, secundada la Cenami por él, habría agradado mas).
La interpretación que obtuvo la obra corrió parejas con la presentación. Esta fué en extremo hermosa, tanto en la escenografía como en la indumentaria.


No haremos párrafo aparte para cada uno de los artistas que intervinieron en la representación de “Capriccio antico”, porque basta decir al respecto á todos ellos, con la salvedad hecha anteriormente, que pusieron de lo suyo cuanto tuvieron para hacerla lucir y lucirse ellos mismos.
Y como de costumbre, los conjuntos permitieron apreciar debidamente la empeñosa labor del maestro Bellezza y de la dirección artística de la compañía.
Fuera injusto pedir mas. (El Argentino, La Plata, sábado 2 de agosto de 1913, Pág. 3).

Asamblea Cívica


El 15 de mayo de 1915, el Teatro Argentino albergó la Asamblea Cívica, organizada por el Comité de la Sección Primera del Partido Radical, cuyo fin era designar el Comité Central y representantes en la Convención y el Comité Nacional. El número de concurrentes fue muy elevado (como se observa en la fotografía) y, en los días subsiguientes, se comentaba que se había colmado la capacidad de la sala.


El acto se inició a las 21 horas con las estrofas del Himno Nacional y, a continuación, el Sr. H.C. Baudon tomó la palabra y presentó a los oradores. (Al pie de la foto, se puede leer el artículo completo que publicara el diario El Día el domingo 16 de mayo de 1915).

Coliseo Podestá